SOFIA
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por Cristina Merino
El sol apresurado por saludar a Sofía,
extendió sus rayos a todas partes tocando ventanas,
Tocando puertas
¡Ya ha amanecido holgazanes!,
gritó la anciana a sus nietos desde la puerta de sus habitaciones
La hora de hornear el pan ha llegado,
y los clientes hambrientos están esperando
Enciendan los hornos, preparen los bizcochos
La señora Josefa, muy perfumada, camina por las calles,
Ella mantiene el ritmo y el balance en cada paso que da,
haciéndose notar con sus tacones color Carmín que su esposo le ha obsequiado
Me pregunto, ¿Cuándo regresará?
El limosnero en la esquina, meneando la misma lata de todos los días
Carmen, la florista cada vez más bella con sus orquídeas y sus margaritas
Julieta, la Mona Lisa
Me pregunto, ¿Cuándo nos dará una sonrisa?
Y en la cremería todas las mañanas hay fila
Sin olvidar mencionar en la carnicería
Los niños felices van por las calles de piedras saltando,
Cantando van haciendo los mandados
Pero Sofía, Sofía apenas se va despertando
Entre las sábanas ella se esconde de ser atrapada por el hombre de sus sueños
Y cada que el sol se asomaba, ella se adornaba el cuerpo de perlas y de suaves telas
Una seductora, y ya había convencido al sol de hacer cualquier cosa,
Pero él solo quería verla, y quería besarle la piel
Las ventanas en su habitación se abrieron,
y Sofía salió de su cama deslizándose
cuidadosamente entre la seda y el algodón
La bañera ya estaba preparada para ella,
Con flores recién cortadas de los jardines,
y perfumes de lavanda
Sofía, muñeca juguetona viviente
De largas piernas,
Labios suaves y acolchados
Apresúrate, tu amado toca la puerta
Tu amado te está esperando
Alma de mujer,
Con el espíritu de la juventud que la incita a correr por la habitación
Riendo, y danzando desnuda
Vistiendo únicamente sus largos rizos
castaños, escandaloso
El viento aprovecha para entrar por las ventanas mientras que las cortinas sé
menean al ritmo de las corrientes
Y entre más se acerca Sofía a la terraza,
las cortinas sé encargan de cubrir su cuerpo
Nadie puede ver su desnudes,
Nadie la ve, nadie la ha visto
Más que su amado que sigue en la puerta esperando
Dos golpes desesperados tocan a la puerta
Después tres, más tarde cuatro
Y cuando ella abre la puerta
Su amado se desmorona entre sus brazos
Desesperado de besarle, hablarle y acariciarle
La risa de Sofía lo llena de alegría,
su risa lo mantiene con vida,
dueña de sus latidos
El sol viendo celoso,
Y el viento de chismoso
La dulce Sofía se encamina hacia la bañera,
como solo lo saben hacer las sirenas
Envuelta en su red de perlas,
su voz una canción de seducción
Su amado espera en la cama,
Y el sol y el viento que de la envidia se marchan
Vía Pinterest, artista desconocido.
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